martes, 6 de noviembre de 2012

Cuatro cosas que no debes hacer cuando pagas con tu tarjeta de crédito.

 

Si vives en España, cuidado con el dinero de plástico. Nuestro país lidera el ranking europeo de delitos relacionados con la copia de las tarjetas y su posterior utilización fraudulenta, que se han disparado un 149% desde 2008, según los datos recogidos por la Agencia Europea de Seguridad de las Redes y de la Información.

Este tipo de delitos le costaron a las entidades financieras la friolera de 198 millones de euros sólo el año pasado, según un estudio de elaborado por la compañía de gestión FICO.

La clonación de tarjetas bancarias y su posterior uso indebido es relativamente sencillo, basta con obtener la información contenida en la banda magnética y hacerse la clave secreta de la tarjeta, el número pin. Para lograrlo sólo se necesita un lector, también conocido como 'card skimmer' y que apenas cuesta 10 euros, y alejar la tarjeta de la vista de su propietario durante cuatro segundos.

Sección 9 Seguridad te revela cuatro fáciles consejos para evitar el timo:

1.- Llevar la tarjeta y el PIN juntos
Cada vez más personas utilizan las tarjetas de débito y crédito como medio de pago habitual. En ocasiones tenemos tantas que resulta complicado acordarnos de su número secreto. Por eso, puede resultar muy tentador y, aparentemente, muy práctico anotarlo en un papel y llevarlo siempre con nosotros. Cosa que nunca se debe de hacer.

De hecho, según un estudio realizado por la compañía MyVoucherCodes, alrededor del 13% de los ciudadanos lleva el PIN de su tarjeta anotado en la cartera.

2.- Introducir el PIN sin tapar el teclado
El número secreto es la llave que da acceso a nuestro dinero, así que debemos evitar que nadie tenga acceso a él. Para nuestra economía es mejor pecar de paranoicos que mostrarnos despreocupados.

Tapa siempre el teclado, ya sea de un datafono o de un cajero automático, cuando introduzcas el número PIN, nunca se sabe quién puede estar mirando. Si estás en un cajero, echa un vistazo para ver si existen indicios de que ha sido manipulado antes de hacer cualquier tipo de operación.

Sin embargo, en ocasiones, ni siquiera estas precauciones son suficientes: los criminales utilizan ya cámaras térmicas o de infrarrojos para obtener de forma rápida y discreta, contraseñas recién introducidas a través de los rastros que deja en las teclas pulsadas nuestra temperatura corporal o la fuerza con las que las apretamos.

3.- Perder de vista la tarjeta de crédito
Cuando sacamos dinero de un cajero, solemos preocuparnos porque no haya nadie a nuestra espalda observando cómo introducimos el número PIN. Sin embargo, en tiendas o restaurantes no somos tan celosos con la seguridad de nuestro dinero de plástico, aunque deberíamos serlo.

Gran parte de la culpa de los fraudes con tarjetas copiadas es de los propios establecimientos comerciales, que obvian las medidas de seguridad más básicas, como pedir una identificación, DNI o carné de conducir, para comprobar que quien la está usando es su legítimo propietario.

4.- Tirar los comprobantes

Es fundamental guardar siempre los tiques de compra que entregan los comercios para disponer de pruebas con el importe, fecha, hora y lugar de cada transacción. Así podremos demostrar siempre qué es lo que compramos y su importe ante nuestro banco.

También es conveniente comprobar de manera minuciosa los extractos que facilita la entidad bancaria para identificar lo antes posibles operaciones fraudulentas en nuestra cuenta. En estos casos, la velocidad con la que descubramos los posibles fraudes facilitará la solución del problema.

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